lunes, 19 de agosto de 2013

RESEÑA VALORATIVA

Pesimismo y desilusión en el jorobadito


Esta obra titulada El jorobadito es un cuento, escrito por Roberto Arlt. Y  forma parte de los nueve relatos reunidos en el volumen que lleva este nombre, publicado en 1933 posterior a las novelas El juguete rabioso (1926), Los siete locos (1929) y Los lanzallamas (1931), las cuales fueron el punto de partida de la novela argentina contemporánea.


El título de El jorobadito, podría simbolizar el mundo mutilado del narrador, no sólo físicamente sino un mundo  lleno de pesimismo, desilusión, pero sobre todo de incertidumbre, un mundo grotesco, corcovado, abandonado de todos.


Se trata de un cuento narrado en primera persona, puesto que el narrador quien probablemente pertenece a la clase media, nos presenta sus reflexiones, percepciones y desesperanzas. Los dos protagonistas establecen una relación mutua pero incompatible, cuya amistad resulta incongruente, es una relación más bien utilitaria, puesto que, el narrador pretende usar al jorobado, a quien apodó Rigoletto, para deshacer el compromiso de matrimonio con Elsa.

En este cuento, los protagonistas representan un acusado individualismo que puede encontrarse en las experiencias personales de su autor, la cual determinó la visión negativa de la institución familiar y de la mujer, visión que proyecta su rechazo a la institución del matrimonio. Sin embargo, todo parece indicar  que los personajes protagonizan una simbiosis conseguida de manera óptima entre la deformación corporal de Rigoletto y la postura ambigua del novio ante la vida y frente a la humanidad.

De factura realista en El jorobadito, la voz burlona o cínica del narrador se encarga de parodiar el drama de un mundo que se desmorona, hasta convertirlo en una mascarada, desde la perspectiva de quien no reconoce los valores y la utilidad de los esfuerzos. Por ello, la única salida se concreta en la transgresión, en la degradación que permite una absurda apariencia del ser y en la perversidad que, al menos para él, permite una absurda certeza, la de existir en el mal.


Introducir a un personaje como Rigoletto,  figura típicamente picaresca y grotesca como el mundo del narrador, y concebir el relato como un flujo de recuerdos en una prisión, apoyado sólo en la memoria del narrador, con el montaje retrospectivo que  nos recuerda la técnica del flashback fue un gran acierto de Roberto Arlt. En este caso, representa una afirmación de la temática realista, ahora en un ambiente urbano, donde la urbe es entendida como un agente destructor, la salvaje barbarie que se encuentra en plena confrontación con la mente humana.

El final se conoce desde el principio de la exposición, pues el lector llega a conocer el hecho consumado: el asesinato del jorobadito.

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