martes, 17 de diciembre de 2013

LA DIVINA COMEDIA

Dante Alighieri
LA DIVINA COMEDIA: análisis
El argumento
La Divina Comedia relata el viaje de Dante por el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso, guiado por el poeta romano Virgilio. El poema comienza con el encuentro de Virgilio con Dante, que se ha perdido en una selva y tropieza con bestias salvajes. Virgilio le confiesa al poeta que ha venido en nombre de Beatriz, una dama virtuosa, y lo conduce por un largo viaje de redención que comienza en el Averno: aquí, van pasando por círculos infernales; en el primero, están "los infelices que nunca estuvieron vivos", los niños que no pudieron recibir el bautismo antes de morir y personas de grandeza espiritual como Virgilio, que intuyeron la revelación cristiana. En el segundo círculo ya el Infierno se muestra con toda propiedad: a la entrada de un pozo se halla Minos, una especie de juez. En los círculos superiores moran los que se dejaron guiar por la incontinencia; en los inferiores, los que respondieron a sus más bajos instintos. Luego se describen los perversos, que al final de sus vidas quedaron solos; los lujuriosos, vencidos por el puro placer sexual; los avaros; los enfermos de ira, condenados a golpearse eternamente hundidos en el fango...

La sección del Infierno es la más conocida de todas precisamente por la altura que cobran sus escenas monstruosas, como si asistiéramos al mal de una manera directamente visual: por ejemplo, los estafadores nadan en una masa hirviente de pez. El Purgatorio radica en una montaña rodeada de precipicios, y allí las almas deben consagrarse al Bien para expiar sus culpas y ser finalmente salvadas por Dios. Dante tiene oportunidad de ver el ascenso del alma del poeta Estacio hacia el cielo después de haber sido purificado. En la sección del Paraíso Dante logra la máxima perfección espiritual: ve las procesiones simbólicas, los misterios de la fe como la Encarnación Divina, y en una nube de flores dispuesta por los ángeles logra ver a Beatriz (su redentora), que sube al carro de la Iglesia.

El tema central de la Comedia es el viaje que realiza Dante, a lo largo del cual encontrará su propia identidad. El viaje representa la condición humana, de tal forma que, hay que buscar un simbolismo a cada una de las etapas: el Infierno comienza en la noche, equivalente de la desesperación; la llegada al Purgatorio se produce al alba, símbolo de la esperanza, la entrada en el Paraíso es a mediodía, como clara muestra de la salvación por la abundante luz que hay.

El viaje se iniciaría el año jubilar de 1300, posiblemente la noche del Jueves Santo y duraría ocho días,  la obra se organiza sobre dos ejes esenciales, perfectamente atestiguados en la tradición literaria anterior: los libros de viajes (frecuentemente al Más Allá) y la literatura de visiones, aunque Dante modifica ambos géneros y los adapta a su peculiar planteamiento.
                                             
LA ESTRUCTURA

La Comedia está dividida en tres partes (InfiernoPurgatorio y Paraíso), cada una consta de 33 cantos. Con el canto que sirve de introducción suman un total de cien cantos. El Infierno se divide en 9 círculos, el Purgatorio en 9 partes y el Paraíso en 9 cielos.

Los condenados se agrupan en tres series (incontinentes, violentos y fraudulentos). Los que están purgando sus pecados también forman  tres grupos (los que siguieron un amor que les llevó al mal, los que amaron poco el bien y los que manifestaron un amor desmesurado a los bienes terrenales)

En el Paraíso se encuentran los seglares, los activos y los contemplativos, según el grado y tipo de amor que hayan mostrado a Dios.

El Infierno se estructura según las culpas de quienes se encuentran allí; en el Purgatorio nos encontramos con una montaña con siete cornisas, en las que se agrupan los condenados según sus inclinaciones pecaminosas.
En el Paraíso aloja eternamente a los escogidos que se han salvado y que se agrupan, según sus virtudes, en las nueve esferas del sistema celestial descrito por Ptolomeo (siete de los planetas, el de las estrellas fijas y el del Primer Motor).

SIMBOLISMO

El número cien es simbólico y constituye una cantidad habitual en los textos medievales de carácter didáctico; el número tres, base de la concepción estructural de la Comedia, también tiene un alto valor simbólico en la numerología medieval, como muestra de la perfección y de la unidad en la diversidad: ésta sería la interpretación numérica del misterio de la Trinidad.

Bosque de las Arpías (Gustave Doré)
Es evidente que la estructura general de la Divina Comedia se basa sobre el número tres, al que se le da un sentido especial independientemente de que  conserva todas las connotaciones simbólicas sacras y profanas. Sin embargo, es conveniente observar que la importancia del número tres va más lejos: la estrofa utilizada es el terceto endecasílabo, es decir, una estrofa de tres versos de once sílabas: cada estrofa consta de 33 sílabas, además, unas estrofas se unen a otras con un juego de rimas en la que prevalece el número tres (terza rima), lo que da lugar al denominado terceto encadenado 2-1-3.

Frecuentemente, el sentido se organiza apoyado en tres tercetos, lo que da a estos grupos un indudable aire de silogismo (en cierto modo, ocurre lo mismo con la estructura 
del soneto).


Otros simbolismos que encontramos en la obra están desde el inicio, cuando Dante se encuentra con el león (símbolo de la soberbia), la pantera (símbolo de la lujuria) y la loba (símbolo de la avaricia)

                                                                               
SIGNIFICADO DE LA DIVINA COMEDIA

Desde el punto de vista filosófico, son tres los ejes fundamentales de la Divina Comedia: el cosmos, la razón y la fe, la predestinación y el libre albedrío.
Sobre el eje de la razón y la fe se estructuran las ideas sobre filosofía y teología:
  • Filosofía: tropieza continuamente con unos límites estrechos del conocimiento humano.
  • Teología: abre en todo momento unos horizontes inabarcables e ignotos.

El tercer eje es el formado por las cuestiones relativas a la predestinación y libre albedrío; una de las preocupaciones más frecuentes para los pensadores medievales, incluidos teólogos y filósofos naturales: todos los seres, animados e inanimados, están señalados por el influjo de los astros, que les transmiten determinadas cualidades o virtudes, o que (según algunos) les marcan el futuro. Dante no es una excepción en el panorama medieval; y la distancia que separa esas creencias de unos planteamientos deterministas es mínima.

Porque, si los astros marcan el destino individual, la persona no es completamente libre en sus actuaciones y, por tanto, no debe ser castigada o premiada. Dante acepta el influjo de los astros en el hombre, pero a la vez considera que el alma intelectiva (que sólo depende de Dios) es ajena a ese influjo y, por tanto, es acreedora de la salvación o de la condena, pues decide libremente.

Como viajero por una tierra desconocida, Dante es acompañado por sucesivos guías que son también sus maestros en el viaje poético (Virgilio y Estacio) y en el de la fe (Matelda, Beatriz y San Bernardo). Sólo ellos pueden llevar al hombre, al pecador, hacia la alta meta que sigue: el proceso de purificación espiritual exige una ayuda externa y es ése el papel que desempeñan estos acompañantes.

Ahora bien, los cambios de guía se hacen según la importancia de las  etapas. En la primera: se hace libre el albedrío del caminante y en la segunda su alma abandona la esclavitud. Es evidente el doble nivel de significados, ya que, Dante participa como viajero y como poeta. Por ello, los cinco guías (Virgilio, Estacio, Matelda, Beatriz y San Bernardo) representan otros tantos grados en el proceso de formación y perfeccionamiento de Dante, que le llevará hasta la contemplación divina.



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