viernes, 13 de julio de 2012

Leyenda y Mito

Leyenda y mito pertenecen al género narrativo y constituyen una magnífica herencia espiritual de todos los pueblos; puesto que, han sido el medio por el cual se han preservado hechos ocurridos en los tiempos más remotos, embelleciéndolos con su fantasía; por ello, la historia popular se transmitió de generación en generación, de siglo en siglo, hasta transformarse en una fabulosa epopeya, cuyos protagonistas son los hombres personificados como héroes.

LA LEYENDA
La leyenda es una expresión literaria primitiva, cuyo origen se remonta a la tradición oral, y en la que hechos verdaderos coexisten con otros fabulosos. Surgen debido a la necesidad que tiene el hombre de aludir a lo maravilloso. Son de carácter narrativo y literario. Las más antiguas provienen de la India, pero todos los pueblos las desarrollaron. Algunas, como la de los Caballeros de la Mesa Redonda y la del mago Merlín, parecen provenir de antiguas tradiciones celtas; otras no son sino historia desfigurada, como la de Carlomagno y los doce pares, la de Rolando, entre otras.
Las fuentes de las leyendas con frecuencia son hechos históricos deformados por la tradición. Gran parte de los temas de las epopeyas era ya conocidos en forma de leyenda, como la de Los siete infantes de Lara. Además de ser cuna de los cantares de gesta, sirvieron asimismo al romancero, pues inspiraron a célebres autores como Tirso de Molina, Moliere y José Zorrilla –quienes llevaron al teatro la leyenda de Don Juan, en distintas versiones--, y dieron tema a los Cantos del trovador del mismo Zorrilla, así como a las leyendas de Bécquer.

EL MITO
El mito es la narración de acontecimientos sagrados y primordiales, ocurridos en el principio de los tiempos entre seres superiores: dioses y héroes arquetípicos, civilizadores, legendarios y simbólicos. Trata aspectos inherentes a la naturaleza humana o al universo, cuya analogía suele ser religiosa.
Surge de las preocupaciones del origen y destino de la humanidad, por lo que es objeto de estudio de la etnolingüística y conserva muchas veces antiguas tradiciones orales a través del lenguaje de carácter ritual y prelógico. El mito está presente en los autores clásicos, sobre todo en la épica y la dramática. Es importante mencionar que en la sociedad que lo crea el mito no se considera como ficción, pues en él ve una realidad de su pasado.
En el contexto popular, el mito es un cuento que no tiene relación con hechos reales, o bien es una ficción literaria. El límite entre mito y leyenda es muy impreciso, dado que sus orígenes son muy semejantes. En su lenguaje desempeñan un papel de particular importancia la metáfora y la alegoría; por lo general las figuras míticas son simbólicas.
El carácter religioso del mito opera sobre el grupo social con gran carga afectiva, hecho que podemos observar en el mito de la creación del mundo, de origen azteca, o en el mito de Quetzalcóatl. El papel que representó el mito en las sociedades primitivas, en la actualidad ha sido sustituido por la ideología.
En cuanto a su clasificación, los mitos pueden clasificarse en tradicionales y de acción. Los tradicionales consisten en imágenes fabulosas, arraigadas por la tradición en un grupo social. En tanto que, los de acción constituyen medios para provocar diferentes movimientos en una comunidad.

ELEMENTOS ANALÍTICOS SOBRE LA LEYENDA Y EL MITO
En la leyenda y el mito, se conjugan diversos elementos analíticos, cada uno de los cuales posee características especiales; los elementos en cuestión son: los personajes, el ambiente o marco escénico, la trama o motivo, la intensidad y el estilo.

a) Los personajes o protagonistas: son los sujetos de los relatos narrados. Las reglas para la creación de cada personaje depende de sus atributos y circunstancias, tales como su aspecto exterior, sus actos gestuales y actos de habla, su entrada en escena, su hábitat y la nomenclatura que lo designa. Todos estos factores son numerosos y variables.

Cada personaje desempeña un papel; por ejemplo, el de héroe o el de villano, y su discurso debe ser congruente con su caracterización. El proceder del individuo y su perfil humano debe guardar plena armonía.

La denominación de personaje se está reemplazando por otras definiciones más rigurosas: actante y actor.

b) El ambiente o marco escénico: implica tanto el lugar físico, como la época en que se desarrollan los hechos, y si estos últimos son verdaderos o falsos.

c) La trama o motivo: es el conflicto que motiva la acción del relato. Conflicto que trae consigo determinada acción que propicia la tensión dramática. La trama se caracteriza por la oposición de fuerzas externa vs. Interna. La externa pone de manifiesto la lucha del hombre con el hombre o con la naturaleza. La interna patentiza la lucha del hombre consigo mismo.

d) La intensidad: se refiere al desarrollo de la idea principal, descartando todas las ideas o situaciones intermedias, todos los rellenos o fases de transición.

e) El estilo: corresponde al modo de narrar la leyenda o el mito; se manifiesta en la forma peculiar de utilizar el lenguaje, la afectividad, la elaboración intelectual y las asociaciones psíquicas; de ahí que algunos narradores de mitos y leyendas se dejen llevar por la sonoridad de las palabras, cuya finalidad es lograr un efecto musical y poético. Otros recurren a tropos --figuras literarias como alegorías y metáforas-- o giros de expresión para lograr mayor expresividad. Algunos más optan por el concepto para crear un mundo, razón por la cual prefieren la exactitud en el lenguaje y descartan todo elemento decorativo.

El vocablo estilo proviene del griego y significa “columna”, por su parecido con las columnas, al punzón utilizado para escribir se llamó estilo, de ahí proviene la palabra estilógrafo para referirse a la pluma fuente.

Cada autor refleja su personalidad con el tipo de expresiones estilísticas que utiliza, pues el lenguaje de un novelista, o de una obra de física o de biología difieren en sus formas de expresión. E incluso cada autor tiene una intención al desarrollar su obra, intenciones que pueden ser: didáctica, informativa, o divertir a los lectores. Un aspecto más es la extensión de la obra, la cual puede variar de acuerdo con la cultura e intención del autor, pues pueden ser descriptivos o concretos.

Puede utilizar estrategias discursivas como el monólogo, el soliloquio, el diálogo o la descripción.

f) El balance semántico: se puede apreciar a partir de la observación del escrito, puesto que el tema introductorio deberá ser más breve que el tema central.

g) El tono: otra característica del estilo y se refiere a la actitud que el autor adopta en su descripción, esto constituye un reflejo de su personalidad. Puede ser solemne, familiar o descriptivo.

BIBLIOGRAFÍA

TORRE ZERMEÑO, Francisco J. de la; DUFOO MACIEL, Silvia. Literatura Universal I, México, McGraw-Hill, 1994.

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